La fatiga decisional está drenando tu poder — Aquí te explico cómo evitarlo
- elevaregroupllc
- Jul 29
- 3 min read
Por Mónica Ruiz, PhD
Fundadora de Elevare Group
Son las 2:37 p. m.
Hoy has decidido sobre una crisis de contratación, el presupuesto del próximo año, la logística de tu hija adolescente, la “sugerencia” de último minuto de un miembro de la junta y si de verdad vale la pena tener otra reunión de equipo.
No estás cansada. Estás agotada.
Eso es la fatiga decisional. No siempre es dramática. A veces es silenciosa. Como una neblina mental. Una presión en el pecho. Ese “sí” que sale de tu boca cuando lo que querías decir con todo tu ser era un “no” claro y firme.
Si eres una ejecutiva—especialmente una mujer que ha heredado un rol de liderazgo—seguramente tomas decenas (si no cientos) de decisiones al día. Algunas estratégicas. Algunas emocionales. Otras invisibles para quienes te rodean. Y con el tiempo, esas decisiones no solo drenan tu energía—también drenan tu poder.
Vamos a cambiar eso.
🔹 ¿Qué es la fatiga decisional?
Según investigadores de la Universidad de Cornell, una persona adulta toma alrededor de 35,000 decisiones al día. Para líderes y ejecutivos, esa cifra se dispara cuando se consideran decisiones estratégicas, gestión de personal, finanzas, comunicaciones e incluso las microdecisiones derivadas del trabajo emocional y la exposición pública.
Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences demostró que los jueces eran significativamente más propensos a conceder libertad condicional en la mañana que en la tarde. ¿Por qué? Porque la fatiga decisional se acumula y afecta nuestra capacidad de tomar decisiones justas y conscientes.
La fatiga decisional no es solo un tema mental; es también fisiológico. A medida que el cerebro consume glucosa, su capacidad de analizar, priorizar y decidir disminuye. Como resultado, muchas veces caemos en uno de dos extremos: la impulsividad o la evasión. Ninguna de las dos sirve a tu liderazgo.
Y para las mujeres—especialmente aquellas que lideran como “las primeras” o herederas de un legado—la fatiga se intensifica con el peso del trabajo invisible: expectativas culturales, representación simbólica, y la constante necesidad de demostrar competencia sin margen de error.
¿La buena noticia? No es inevitable. Puedes liderar con intención, no con agotamiento.
🔸 5 maneras prácticas de recuperar tu claridad
1. Crea tu “lista sagrada del no”
Haz una lista de decisiones que ya has tomado—y comprométete a no reabrirlas.
Ejemplos: “No tomo reuniones antes de las 9:00 a.m.” “No reviso correos después de las 7:00 p.m.” “No explico dos veces mis límites.”
Esta lista protegerá tu energía por ti.
2. Crea tu propio filtro de decisiones
Antes de decir que sí, hazte estas preguntas:
¿Esto sirve a mi visión?
¿Esto honra mi energía?
¿Esto refleja mi liderazgo?
Si la respuesta no es al menos dos de tres: delega, difiere o declina.
3. Agrupa las decisiones menores
Las decisiones de bajo impacto (como aprobaciones, logísticas, etc.) merecen su propio bloque de tiempo.
No permitas que interrumpan tu enfoque durante el día.
4. Valida la pausa
Normaliza decir: “Déjame dormirlo esta noche.”
Pausar no es dudar—es liderar con discernimiento.
5. Entrega lo que no requiere tu presencia
No todas las decisiones requieren que tú las tomes.
Pregunta: “¿Esto es el mejor uso de mi tiempo y talento?”
Si no lo es, es momento de entrenar y confiar en tu equipo.
🔹 Pensamiento final: Protege tu corona
Tu mente es terreno sagrado.
Tu claridad no solo es un regalo para ti—es un regalo para tu equipo, tu misión, y todos los que dependen de tu liderazgo.
Cada decisión que no necesitas tomar… es una victoria para tu visión.
In fact, a study published in the journal Proceedings of the National Academy of Sciences found that judges were significantly more likely to grant parole early in the day—and less likely as decision fatigue accumulated. Translation? The more decisions you make, the less cognitive and emotional bandwidth you have for the ones that actually matter.
Decision fatigue isn’t just mental—it’s biological. As your brain burns through glucose, your ability to make sound, thoughtful decisions declines. You begin to default to one of two extremes: impulsivity or avoidance. Neither serves your leadership.
And for women—especially women of color, or those inheriting legacy roles—decision fatigue is amplified by invisible labor: navigating cultural codes, holding representation, and leading with constant vigilance.
Unchecked, this cycle chips away at your clarity, confidence, and presence. But the good news is: it’s not inevitable. You can lead with intention instead of exhaustion.